domingo, 30 de septiembre de 2007

CUERPO Y ALMA

Según Aristóteles, podemos distinguir entre las cosas que están ellas mismas animadas y aquellas que carecen por sí mismas de alguna animación. Por tanto, algo debe ser el responsable de que haya cuerpos que por sí mismos realicen ciertas funciones, a este algo, Aristóteles lo llamaba “ALMA” o “ANIMA”, o sea aquello que anima, da vida por si misma y permite a animales y plantas realizar ciertas funciones. Porque al fin y al cabo, ¿Qué es lo que diferencia a un animal vivo de otro muerto?, ¿porqué el primero se mueve y realiza funciones vitales? La única respuesta que encuentra Aristóteles es la existencia de un ánima que sea la responsable de estas funciones: nutrición, sensación y pensamiento, que son las capacidades que tiene un humano vivo y de las que carece un cadáver.

Para cada una de estas funciones existirá un alma responsable de llevarlas a cabo, así tendremos la nutritiva, la sensitiva y la pensante o intelectiva, esta última separada de las anteriores, ya que aquellas parecen ser un atributo esencial del cuerpo y por tanto compatibles junto a él, mientras que, la intelección parece algo separado del cuerpo y diferencia al hombre del resto de los animales, puesto que “la facultad de sentir” difiere esencialmente de “la facultad de opinar”.

Todo cuerpo es un compuesto de forma y materia, la forma define la cosa como tal, mientras que la materia le da contenido, en todo ser animado la forma estaría constituida por el alma y el cuerpo por la materia. Su unión definirá la existencia del ser vivo.

Aristóteles establece también un paralelismo entre la forma y lo que las cosas son en acto, puesto que actualmente cada cosa viene definida por su forma, y la materia es susceptible de cambiar y por tanto caracteriza en lo que cada cosa es en potencia.

Resumiendo, Aristóteles aprecia que las cosas animadas tienen algo que las caracteriza frente a las inanimadas y que cada ser vivo presenta diferentes capacidades que podemos agrupar en: nutrición, sensación y pensamiento. Estas tres facultades del alma caracterizan tres tipos diferentes de almas, que se distinguen entre animales, plantas y el ser humano que es el único que posee la facultad de la intelección.

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